8 de
febrero de 2020, 8:30 de la mañana, caras dormidas, sonrisas desbordantes y
emociones incontenibles, un año más había llegado nuestra tradicional excursión
a la nieve. Como siempre, nos reunimos tempranito y tomamos el bus que nos
llevaría a Somport para disfrutar de una maravillosa mañana de nieve y
diversión. Una vez allí y tras almorzar
rápidamente, nos reunimos, recordamos normas, nos equipamos y... yuhhuuuuuuuu!!
Nos deslizamos ladera abajo con nuestros trineos deslizadores, ¡qué velocidad
cogían! No había mucha nieve, y la que todavía perduraba estaba un poco helada,
pero esto no supuso impedimento alguno
para disfrutar y divertirnos de lo lindo. Una y otra vez subimos y nos
deslizamos ladera abajo; solas, con nuestras compas e incluso con las educadoras,
¡qué emocionante! Tras dos horas de juego y diversión nos dispusimos a
cambiarnos y prepararnos para comer, y para ello nos desplazamos a la ciudadela
de Jaca donde comimos, jugamos y recargamos fuerzas para nuestra siguiente
parada; la pista de hielo de Jaca. Ya en la tarde nos fuimos hasta allí y poco después
estábamos con los patines puestos, dispuestas a patinar sobre una inmensa placa
de hielo, ¡qué nervios! Para algunas era la primera vez, para otras, el
reencuentro con una experiencia única y emocionante de la cual solamente
disfrutamos una vez al año. Sin apenas tiempo para pensarlo y tomar conciencia
de lo que íbamos hacer nos encontrábamos patinando sobre el hielo, ¡ay que me
caigo! ¡Cómo resbala esto! Poco a poco íbamos tomándole el pulso a la pista y
sintiendo más confianza; a veces agarradas a la pared y otras con la ayuda de
una compañera o de una educadora. Tras unas cuantas caídas, algunos rasguñazos
y muchas emociones regresamos a Zaragoza cansadas pero con la sensación de que
ha sido un día maravilloso rodeado de gente maravillosa.
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